En la teoría del psicoanálisis de Sigmund Freud encontramos aquello que el llamó la evolución del psiquismo. Esta teoría defiende unos ideales a cerca de los niños y su mente la cual este psicólogo estudió durante varios años de su vida y algunos de los cuales podemos encontrar rasgos en los niños con los que trabajaremos como animadores socioculturales.
Freud a lo largo de su estudio contempla el hecho de que el niño solo vive para el placer, cuando no se le procura este, llora con el fin de que los padres satisfagan el impulso placentero. Durante el primer año y medio de vida, el placer se concentra en la boca (chupar, morder, succionar); por eso, Freud llamó a esta etapa "fase oral".
Con el paso del tiempo y el desarrollo de su cerebro, el niño va aprendiendo que el mundo exterior no cede siempre a sus deseos; lo que da lugar a la aparición del Yo.
Hasta la edad aproximada de los tres o cuatro años los vínculos emotivos del niño con sus padres son muy fuertes. Debido a esa relación afectiva, a los cinco años aproximadamente se desarrolla el Complejo de Edipo propio de los varones y el Complejo de Electra propio las niñas; aunque esta diferenciación podría verse alterada por factores diversos. La especial relación que los niños y niñas establecen con su madre o padre tiende a reforzar su egoísmo, puesto que consideran ser deseo exclusivo de este. Según Freud, la mente del niño sufre una herida en su narcisismo (amor hacia si mismo), cuando descubre que la madre mantiene relaciones con el padre. En su mente, se establece entonces una relación de odio con la figura paterna, puesto que se le considera como un rival que le disputa el amor de la madre, o vice versa. Pero a la vez, el niño teme al padre; según los psicoanalistas, se imagina objeto de horribles castigos, infringidos por la figura paterna como pago por el impulso sexual que siente ante la madre.
Por norma general, estos impulsos sexuales y agresivos hacia los padres, cambiarán normalmente a lo largo del siguiente año de vida en el cual el niño comienza a entender una serie de pautas sociales, que le van a permitir una vida comunitaria.
Lucía.
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